Pioglitazona, a vueltas con riesgo de neoplasia vesical… Y ahora también prostática

La pioglitazona es la única superviviente de las tiazolidindionas comercialidas en nuestro país, tras la retirada de troglitazona por hepatotoxicidad y las restricciones de rosiglitazona por aumento del riesgo cardiovascular. Sin embargo, en 2011 saltaron las alertas por riesgo de neoplasia vesical. La EMA “salvó” al medicamento, siempre que no se usase en pacientes con antecedentes de neoplasia vesical o con hematuria de causa no filiada, quedando a la espera de un estudio paneuropeo. Al otro lado del charco la FDA recomendó también un estudio de seguimiento a 10 años; los datos a 5 años no encontraron en principio aumento del riesgo, y se han publicado los datos definitivos tras 10 años de seguimiento en la revista JAMA.Estudio observacional prospectivo, utilizando el registro KPNC, por el que se identificaron a los pacientes con nuevo diagnóstico de diabetes tipo, mayores de 40 años. SeIMG_1567 excluyeron los pacientes con diagnóstico previo de neoplasia vesical o en los 6 primeros meses de seguimiento, y de igual modo a los pacientes con diagnóstico de cualquier neoplasia previa. Se realiza también un estudio anidado de casos-controles pareando 1:1 por cada caso de neoplasia vesical con un control de edad similar y tiempo de evolución de diabetes. Además se realizó un estudio de cohorte separado analizando el riesgo de 10 neoplasias adicionales.

La incidencia cruda de cáncer vesical en pacientes tratados con pioglitazona fue de 89.8 vs 75.9 por 100000 personas-año en el grupo control; no hubo diferencias significativas con HR 1.05 (0.89-1.26). En el análisis de casos y controles con los 700 casos incidentes tampoco encontraron diferencias significativas relacionadas con el uso de pioglitazona, ni tampoco en función de la duración o dosis acumulativa; no obstante el OR fue 1.14 (0.79-1.65). Analizando el resto de neoplasias se observó un aumento ligero del riesgo de cáncer de próstata (13%) y páncreas (41%), estadísticamente significativo, en el grupo de pioglitazona. En el caso del páncreas lo relacionan con la causalidad inversa y eso parece aceptable…

En su discusión los autores reflejan su sorpresa por la discordancia de los datos con respecto al análisis previo de la misma cohorte a 2 y 5 años. Dejan caer la posibilidad de algún factor de confusión “cíclico” que no identifican, y tampoco descartan que dado el intervalo de confianza el exceso de riesgo podría entrar en la orquilla de dicho intervalo. De igual forma discuten sobre el inesperado aumento de riesgo de cáncer de próstata y páncreas, señalando nuevamente a la casualidad o a factores no identificados.

Seguramente habréis leído varios post o similares más tranquilizadores, sobre el riesgo de cáncer de vejiga con pioglitazona. Yo creo que he leído un trabajo diferente y para nada este estudio debería ser tranquilizador. Los datos de la cohorte a 5 años mostraban un aumento de riesgo que aquí se ha “atenuado estadísticamente”… pero parece que la posibilidad de aumento de riesgo no la excluyen ni los mismos autores del trabajo. Y para seguir intranquilizando al personal ahora parece que hay un aumento de cáncer de próstata que no se conocía. Tendremos que seguir con más estudios para analizar estos datos. Conclusion: no debería levantarse la “vigilancia” todavía a pioglitazona.

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